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domingo, 1 de abril de 2012

REENCUENTROS


                      

En la cima del  Gorbea. Todos menos yo.
Ayer me encontré con un amigo casi casi de la adolescencia. Nos hizo mucha ilusión, a los dos, porque a pesar de que nos hemos visto en contadas ocasiones, siempre hemos guardado un bonito recuerdo de ambos. Éramos de la “cuadrilla”, lo que aquí se entiende por un grupo de amigos que se reúnen habitualmente en sus ratos de ocio y se divierten juntos.
Recordamos viejos tiempos y nos reímos mucho al darnos cuenta lo diferentes que habían sido nuestras existencias desde entonces. Pero casualidades de la vida, resulta que ahora ¡él vive a 10 metros de mi casa!, con lo cual el reencuentro nos dio más alegría si cabe.


Hablamos de cómo cambian las cosas según el momento en el que nos encontremos. Por ejemplo: recordaba mi amigo que yo era una niña para él porque cuando yo tenía 14 años y ellos 18 ó 19, la diferencia de edad, para algunos se hacía abismal, en cambio ahora somos los 2 adultos y ya ni siquiera se nota demasiado quién es mayor que quién. También hay que decir que los años nos han tratado bastante bien a los dos. A él mucho mejor que a mí, todo hay que decirlo.
Con 13 ó 14 años

Hicimos un repaso de todos nuestros conocidos, algunos dispersos geográficamente, y destapamos algunos secretos que desconocíamos, lo cual nos hizo reír con unas carcajadas tan ruidosas que la gente del bar se nos quedó mirando. Y es que sí, nos encontramos en la calle, pero fuimos a tomar algo con doble motivo porque era su cumpleaños (últimamente es el aniversario de todo el mundo), y por supuesto había que celebrarlo.

A pesar de que yo iba con mi ropa de correr y que la verdad me fastidia un poco que me vean de esa “guisa”, mi amigo me dio una ración de cariño tan inesperada como bienvenida.


¡Ahora sí que voy a tener relación con mis vecinos!




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domingo, 25 de marzo de 2012

CARTA ABIERTA A MI PADRE

No pensaba escribir sobre ti, el dolor, el sobresalto de lo inesperado nos dejó a todos sin respiración, con nuestras rutinas detenidas en el tiempo, sin significado, sin razón.

Esta es mi foto preferida, cuando todo era felicidad. 
Al crecer, no tuvimos la relación que yo hubiera querido, quizás porque yo fui muy rebelde, nuestras generaciones estaban demasiado lejos y nuestro fuerte carácter, tan parecido y tan opuesto, demasiadas veces nos colocaba  en situaciones en las que nos era difícil desenvolvernos.


No dejé de decirte lo que pensaba, no se me quedó nada en el tintero. A veces tuve que insistir, seguramente demasiado, porque cuando veía que habías perdido todo interés por las cosas se me revolvía algo dentro, y yo sabía que debías hacer algo más por tu salud, por no dejar pasar la vida por delante.

Aunque siempre fuiste de pocas palabras, dijiste lo que querías decir, incluso lo que querías que hiciéramos cuando tú ya no estuvieras. Quédate tranquilo, nos hemos ocupado de que todo se hiciera como tú querías.

¡Cuánto te gustaba escribir cartas!, cómo peleabas por las cosas que considerabas importantes recurriendo una y mil veces, sin descanso, cualquier resolución  que hubiera sido injusta. ¡Cuánto aprendí de ti!



Esta foto te la saqué yo. ¿Te acuerdas?. Ahí, en la terraza de casa.
En esa última carta que nos desgarró a todos sin excepción, no estabas seguro de que nos fuéramos a sentir orgullosos de ti, no creíste haber sido buen padre y quizás yo tenga parte de responsabilidad en ese sentimiento, por "haberte metido tanta caña”, por obligarte a que reaccionaras ante determinadas cuestiones.

Hoy hace un año justo que ya no estás y he querido sacarlo fuera, que no se pudra en mi interior, porque no tengo ningún reproche que hacerte y porque quiero que descanses.
Has sido un padre cariñoso, increíblemente generoso y no sólo con tu familia, según me he ido enterando después. 

¿Porqué te callabas tantas cosas?, todos hubiéramos querido saber más de ti y que te hubieras ido sin esa sensación que te habrá hecho sufrir de manera gratuita, porque sólo tenías que echar un vistazo a tu alrededor para ver que has sido un privilegiado toda tu vida.


Cada día te recuerdo, te quiero y te llevo conmigo.


martes, 20 de marzo de 2012

"ELLOS" Y LA AMISTAD


“Me voy a dar una vuelta por ahí a ver a mis colegas” me decía el otro día un amigo. Así sin más… sin quedar con tiempo de antelación, sin complicaciones de ninguna clase. Me dio qué pensar, y me di cuenta de que si alguna vez lo hice, ahora ya es prácticamente imposible. Y no porque no quiera… sino porque  mis amigas, las de verdad, están bastante lejos.

De cualquier forma, la impresión que a mí me da, es que los hombres cuidan la amistad más y mejor que las mujeres. Sí… otra vez  a vueltas con la guerra de los sexos, pero... ¿Es que  hay  algo más entretenido de lo que hablar?.

Los tópicos: yo siempre he pensado que si lo son por algo será. Situaciones que se repiten una y otra vez hasta llegar a convertirse en eso precisamente. Que las mujeres dejan de ser amigas en cuanto hay un hombre de por medio... pues siempre bajo mi experiencia, no me canso de decirlo, creo que sí, pero también he visto a hombres hechos y derechos liarse a guantazos por la fémina de turno.

Que la amistad y cualquier tipo de relación que nos importe debería cuidarse como si fuera una planta que hay que regar todos los días, es otro tópico pero  también la verdad más absoluta.
“Ellos” se reúnen para ver un partido de fútbol en la tele, o para jugarlo de verdad. Cualquier tipo de deporte es un "excusa" para reunirse y pasar un rato entre amigos.  Así, sin grandes estridencias se crean lazos que en  ocasiones duran para toda la vida.

Y ¿Ellas?... ¿Qué hacen las mujeres para reunirse, a parte de ir de compras o tomar un café con las amigas, donde seguramente pondrán “verde” a la que falte?… Siempre llego a la misma conclusión, y es que por muy femenina que sea, hay aspectos en los que opino y actúo exactamente igual que “Ellos”.

Para preservar un amigo 3 cosas son necesarias: honrarlo cuando esté presente, valorarlo cuando esté ausente, y asistirlo cuando lo necesite.         -Proverbio Italiano




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