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domingo, 10 de junio de 2012

ME GUSTAN LOS IDIOMAS




En el muro de Berlín
Según la manera en que he vivido y vivo yo, hablar varios idiomas se me hace indispensable. Me gusta viajar, moverme todo lo que pueda y sobre todo comunicarme con la gente que me voy encontrando en el camino. Habrá personas que me digan que para eso no es imprescindible dominar muchos idiomas, que hay formas de comunicarse y que tan poco es imprescindible pasarse la vida hablando. Vale, lo entiendo, como entiendo que hay modos muy diferentes de vida y muchos de ellos no comparto.


Si se trata de unos días de vacaciones, desde luego no es indispensable hablar el idioma del país que visitas, aunque ayuda. Pero si como en mi caso, la estancia se alarga me parece imprescindible para integrarse con las gentes del lugar. Muchos no lo hacen y crean sus propios guetos  fuera de su país, pues muy bien, que con su pan se lo coman.

Hugh
El saber varios idiomas te da una riqueza que no se ciñe únicamente al lenguaje, las relaciones entre los individuos, la confianza, la manera de expresarse cambia, y a veces radicalmente.

Sin ir más lejos, me ha pasado con uno de mis mejores amigos. Comenzamos hablando inglés, luego cuando me visitó en París estaba claro que el idioma tenía que ser el francés, y a medida que pasaba el tiempo, Hugh que vive 1 o 2 meses al año en Ibiza por trabajo y también por placer, iba aprendiendo castellano paulatinamente y con una rapidez asombrosa. 
Hay que decir que no todo el mundo tiene esa facilidad, porque debe ir ya por los 10 idiomas y no los "chapurrea" precisamente.

Aunque parezca mentira, según el idioma que utilicemos todo cambia. Cuando nos enfadamos o discutimos un tema importante siempre es en inglés, si la cosa va suave, francés y últimamente siempre en castellano porque él ya lo habla perféctamente (son muchos años de amistad) y a mí me resulta más cómodo.

Puente viejo de Ondárroa
Por supuesto no puedo olvidarme del euskera  o el que yo conozco, el "ondarrutarra" que es casi un idioma diferente. Recuerdo con todo el dolor de mi corazón que  lo hablaba o más bien entendía de pequeña cuando veraneaba en Ondárroa el pueblo de mi madre.
Justo en mi generación los niños empezaron a ir a las "Ikastolas",un tipo de escuelas que da enseñanza integral en euskera y está presente mayoritariamente en el País Vasco. En mi caso fue un problema únicamente logístico y me da mucha pena. De mayor ya empecé a moverme y el inglés, francés e italiano cubrieron ese hueco y más tarde el alemán, idioma que nunca se termina de aprender y que ocupó un lugar en mi vida quizás demasiado grande.

Lo que ya no entiendo es que se desprecie el conocimiento, no sólo ya de los idiomas, sino  de cualquier tema que tenga que ver con la cultura en general. ¿No somos europeos, globales, abiertos y modernos? pues que se note, al menos un poquito.




sábado, 2 de junio de 2012

EL PARQUE DEL "ALIVIO"

                                

El Parque por excelencia de Bilbao. Foto de Fernando Marcos
El año pasado por estas fechas más o menos, andaba yo “como vaca sin cencerro” que diría Almodóvar. Mi padre había desaparecido de nuestras vidas y  encima había que arreglar asuntos de toda índole pero con un común denominador: desagradables, profunda y rigurosamente desapacibles.
Con todo, podía haber sido peor, hay que recordar las épocas en que “había que llevar” luto estricto, luto riguroso o luto a secas. Medio luto o “Alivio de luto” como dice Sabina en su canción. El primero consistía en vestirse todo de negro durante un período prolongado, y en el medio luto, las mujeres se vestían de gris o de un violeta apagado. Afortunadamente desde 1945 ya no se estila.

Mi bifurcación favorita
Buscaba yo algo que me desconectara de tanta oscuridad y tristeza. De pronto comencé a caminar sin rumbo fijo. Siempre me ha gustado andar rápido y perderme entre las calles de una gran ciudad, si es posible. Sin darme cuenta llegué al parque que está a dos minutos de mi casa y al que nunca le había prestado atención.


Es un parque “muy de Bilbao”, con algunas cuestas, que en principio me tiraban un poco para atrás, acostumbrada a las grandes explanadas de Hyde Park en Londres o el "Montsouri" de París, donde el caminar no es una tarea tan ardua. 
Hasta un cisne negro tiene "mi parque"
Este es un jardín humilde, pero bonito, limpio y muy bien cuidado. De eso me he dado cuenta más tarde por supuesto.
De lo que me percaté inmediatamente fue del olor a hierba cortada, de primavera tardía, de árboles y flores. El murmullo de las hojas y el viento que me daba en la cara mientras caminaba con creciente esfuerzo a medida que los senderos se hacían más escarpados, constaté  que me consolaba y que me llenaba de cierta energía.
La flores, siempre perfectamente cuidadas
Se me cruzó un conejito de esos tan lindos que parecen de peluche e incluso se paró en frente de mí mirándome descaradamente como diciendo “¿pero a ti qué te pasa?”.
Un camino para correr o parar y sentarse un rato

Desde entonces, siempre que hace buen tiempo, me pego mis caminatas arriba y abajo, saludo a algunos de los habituales que hacen deporte, leen un libro, pasean al perro o airean a sus niños. Y me pregunto cómo había podido pasar tantas veces por delante sin siquiera darme cuenta de su existencia.




sábado, 26 de mayo de 2012

EL MONSTRUO DE LOS OJOS VERDES



Estaba yo ordenando fotos antiguas e intentando mejorar su calidad (os pido disculpas si la mayoría no están a la altura), cuando al observar imágenes tanto de mis padres como mías, me di cuenta de lo tonta que había sido y lo que me he dejado influenciar por la envidia ajena, porque este sí que es el deporte nacional.

Apuntando maneras...
Desde muy pequeña tuve que sufrir en el colegio comentarios del tipo “jirafa”, “piernas de palillo”… y algunas otras que ni siquiera me apetece repetir. Sí, ya sabemos que los niños son crueles, pero cuando crecemos la cosa no mejora. Y es que  he tenido una colección innumerable de complejos físicos, internamente siempre he sabido quién soy a pesar de que me lo han puesto muy difícil.

Cuando uno se hace mayor se aprende a relativizar, a mirar las cosas de otra manera y a tener perspectiva, aunque tristemente ésta sólo te la dan los años y/o la distancia.

Desfile de mi querido e inolvidable  Jesús del Pozo. 
Me he dado cuenta de que aquellas niñas que me hacían la vida imposible, o eran regordetas, bajitas o con piernas de futbolista por decir algo. Yo, siempre he sido muy ingenua y rezaba todas las noches para que mis piernas perdieran unos cuantos centímetros, pudiera parecerme más a ellas y me dejaran en paz.

Lo creáis o no, estuve acomplejada muchísimo tiempo. Hay que decir que a los trece años ya medía mi 1’75, y tenía que ponerme siempre al final del todo en las fotos para no tapar a nadie. Pero un buen día alguien se fijó en mí y me introdujo en el mundo de la moda. Inexplicablemente, todos aquellos complejos se habían transformado en virtudes encima de una pasarela. Por aquél entonces ya estaba en la Universi
Compañeros de "modelaje". Yo en medio.
dad y además trabajaba unas horas en la radio, con lo que se me hizo imposible seguir aquél camino, amén de que no tenía ni por asomo las medidas que se requieren para una carrera profesional en ese campo. Pero yo tan contenta, fue una experiencia corta pero inolvidable, aunque para variar no guardo demasiadas fotos ni vídeos que los había preciosos, como el de la Semana Internacional de la Moda, que tanto me gustaría recuperar.

Ella, la auténtica modelo
Ahora me regodeo, miro y remiro fotos antiguas de mis padres tan guapos que parecían artistas de cine. Y sí, podéis llamarme narcisista, porque ahora veo qué guapa era aquella niñita y me gusta recordar cómo era entonces y ver las cosas de otra manera desde aquí, en esta burbujita donde intento que los sobresaltos del exterior no me afecten ni a mí ni a ninguno de vosotros.    


   





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