¿VACACIONES O ESCAPADAS?

Bilbao by Fernando Marcos Sevilla

Vivo en Bilbao. Después de dar muchas vueltas por ahí, me he dado cuenta de que para mí  es la ciudad ideal para vivir. Las excelencias de mi “bochito”, no son demasiado conocidas “todavía”, y así está bien que ya somos muchos...

Dicen que la primavera ya está llegando, pero yo todavía no la he visto por ninguna parte. No han florecido los árboles  que hay cerca de mi casa, que con el calorcito estallan en colores blanco y rosa, alfombrando las aceras de  pétalos perfumados.

No sé qué pasa con el tiempo, si es la capa de ozono, el calentamiento global… pero estoy cansada del frío, necesito urgentemente una “dosis” de sol, nada de maquinas de rayos UVA. Que me de el viento en la cara y mi piel renazca con su caricia. 

Pero… en Bilbao no hay muchos días de sol y por lo que vimos el pasado verano, cada vez menos. Por eso todos los años intento ir a lugares más cálidos para cargar “la batería”. Me cambia hasta la expresión de la cara. Siento la energía que el sol me transmite de forma inmediata.

Me encanta pasear cerca del mar, la mayor parte del día vestida sólo con un pareo y sandalias. ¡Qué maravilla!. 


Sin embargo,  las vacaciones o el tiempo para el relax, ha cambiado y  mucho, como casi todo en estos tiempos.

Puente de la Alameda en Ondárroa 

¿Recordáis aquellos largos meses de verano?, los días cundían mucho, estábamos todo el día en la calle y nos daba tiempo para todo. Los que tenían casa en algún pueblo eran y son afortunados. Recuerdo con tremendo cariño los meses pasados en Ondárroa, pueblo de pescadores y que vió nacer a mi madre. Horas eternas con la cuadrilla  charlando de tonterías y comiendo pipas detrás de la furgoneta blanca de helados “Nove”, apodo que algún malvado le puso al dueño porque tenía unas gafas de "culo de vaso". Por aquél entonces el sol y la playa me importaban bien poco.

Vista nocturna de Ondárroa 

Hoy, como  decía, me conformo con alguna pequeña escapada, que es como le llaman ahora a los viajes... cortos.

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LUGARES COMUNES

                           

Siempre que ocurre algo importante en nuestra vida, sobre todo si es bueno, tendemos a recordar esos momentos no sólo con la memoria sino con el olfato…el gusto, el tacto… pero también por medio de la música, sonidos y letras que nos transportan sin querer a otros tiempos, otros lugares.

Tengo una educación musical, pero sobre todo tengo muchos años “pinchando” discos en la radio y por eso mismo no soy capaz de estar en un Pub con mala música, o que no me guste, sencillamente no lo soporto. En cambio con el tema adecuado me traslado, casi casi me “teletransporto” al momento en cuestión. No estaría mal que fuera posible ¿eh?. Volver a nuestros momentos más queridos y rememorados, sean los que sean; un amor… una amistad, un encuentro casual… cualquier cosa que nos conforte el espíritu en estos momentos duros para todos.

Puente de Europa .

Recordar es gratis, y si logramos hacerlo de manera productiva seguro que nos sentiremos un poco mejor. A la vista del oscuro color del futuro… no está de más echar una miradita al pasado, a esos sitios (geográficos o no) que la mente acerca rápidamente cuando percibimos una fragancia conocida y de pronto nos 
encontramos junto             
aquella querida amiga que siempre la usaba y que no sabemos qué fue de ella. Con ese olor se produce el milagro y es como si estuviera junto a nosotros otra vez. Bonita forma de recordar... ¿Seré capaz de aplicarme el cuento?

OH LÀ LÀ...

Delante de Notre Dame

París es muy frío en invierno, tanto que cuesta encontrar un termómetro en la ciudad, seguramente para no acobardar a los transeúntes que tapados
hasta la nariz (importante si se tiene una buena “aldaba” como se llama por aquí al apéndice nasal) tratan de no romperse los huesos caminando despacio, pisando con cuidado la sal echada por todas las calles, a primera hora de la mañana.

El año que pasé allí, curiosamente nevó. París es  bella, pero cubierta por ese  manto níveo que todo ensordece y limpia, te deja sin palabras.

Pont des Arts

Lo que más disfrutaba sin lugar a dudas, eran mis paseos. Siempre me ha gustado caminar pero en un marco así,  me sentía protagonista de una película, de un clásico de los de antes. 
Pasear a orillas del Sena, por muy visto que esté, es una de las caminatas más maravillosas del mundo. Pasar por el mayor número de puentes : El  de la Concordia, Pont de l'Alma  (conocido últimamente por alojar el monumento a Lady Diana), Pont Neuf…¡son tantos y tan bonitos!. Mi favorito, el de las Artes o el Pont des Arts -pasarela peatonal que une el Louvre y la Escuela de Bellas Artes y que fue refugio de artistas durante muchos años.

París es una ciudad especial, no sólo por el increíble trazado de sus calles, la belleza de sus edificios, sus museos -que más de una vez nos acogieron frente al frío dominante en el exterior-, sino por el ambiente reinante, chic en algunos sitios, bohemio en otros.
Por mucho que me explayara no acabaría nunca de enumerar las maravillas de la “ciudad de la luz” sobre todo porque allí fui feliz . Siempre hay que volver a los lugares donde uno fue dichoso. La “Cyté Universitaire”, sus fiestas continuas mezcladas con el serio ambiente de los "Masters, post grados" y eternos becados que escribían la enésima tesis doctoral. 

Y vosotros ¿todavía no la conocéis?

Arco del triunfo

Quizás ahora es el momento, si podéis, viajad a la ciudad de los grandes artistas, del amor, la cultura y la buena vida. La cuna de la moda, de la gastronomía, del "je ne sais quoi"...y entenderéis por fin el significado de aquella frase en “Casablanca”- Siempre nos quedará París-