Estaba yo ordenando fotos antiguas e intentando mejorar su
calidad (os pido disculpas si la mayoría no están a la altura), cuando al observar
imágenes tanto de mis padres como mías, me di cuenta de lo tonta que había sido
y lo que me he dejado influenciar por la envidia ajena, porque este sí que es
el deporte nacional.
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Apuntando maneras... |
Desde muy pequeña tuve que sufrir en el colegio comentarios
del tipo “jirafa”, “piernas de palillo”… y algunas otras que ni siquiera me
apetece repetir. Sí, ya sabemos que los niños son crueles, pero cuando crecemos
la cosa no mejora. Y es que he tenido
una colección innumerable de complejos físicos, internamente siempre he sabido
quién soy a pesar de que me lo han puesto muy difícil.
Cuando uno se hace mayor se aprende a relativizar, a mirar las
cosas de otra manera y a tener perspectiva, aunque tristemente ésta sólo te la
dan los años y/o la distancia.
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Desfile de mi querido e inolvidable Jesús del Pozo. |
Me he dado cuenta de que aquellas niñas que me hacían la
vida imposible, o eran regordetas, bajitas o con piernas de futbolista por
decir algo. Yo, siempre he sido muy ingenua y rezaba todas las noches para que
mis piernas perdieran unos cuantos centímetros, pudiera parecerme más a ellas y
me dejaran en paz.
Lo creáis o no, estuve acomplejada muchísimo tiempo. Hay que
decir que a los trece años ya medía mi 1’75, y tenía que ponerme siempre al
final del todo en las fotos para no tapar a nadie. Pero un buen día alguien se
fijó en mí y me introdujo en el mundo de la moda. Inexplicablemente, todos
aquellos complejos se habían transformado en virtudes encima de una pasarela. Por
aquél entonces ya estaba en la
Universi
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Compañeros de "modelaje". Yo en medio. |
dad y además trabajaba unas horas en la radio, con lo
que se me hizo imposible seguir aquél camino, amén de que no tenía ni por asomo
las medidas que se requieren para una carrera profesional en ese campo. Pero yo
tan contenta, fue una experiencia corta pero inolvidable, aunque para variar no
guardo demasiadas fotos ni vídeos que los había preciosos, como el de la Semana Internacional de la Moda, que tanto me gustaría recuperar.
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Ella, la auténtica modelo |
Ahora me regodeo, miro y remiro fotos antiguas de mis padres
tan guapos que parecían artistas de cine. Y sí, podéis llamarme narcisista,
porque ahora veo qué guapa era aquella niñita y me gusta recordar cómo era
entonces y ver las cosas de otra manera desde aquí, en esta burbujita donde
intento que los sobresaltos del exterior no me afecten ni a mí ni a ninguno de
vosotros.
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