Desperté ligera, sonriente, a pesar de que tu lado de la cama estaba vacío, casi caliente todavía, como si el peso de tu cuerpo hubiera dejado una huella imperceptible, sólo visible para mis ojos.
Era un sueño cálido y luminoso. Todo flotaba suave, brillaba... envolviendo una sensación de calma, de paz como nunca antes había sentido.
Enmarcabas mi rostro con tus manos, vaciando mi cabeza, llenándola de ti. Calmabas todos y cada uno de mis desalientos, como solías, como sabías.
Andrew-Gonzalez. |
La música sonaba en todas partes, bailábamos ahora rápido, ahora lento, entre risas y saltos. Las notas multicolores acompañaban nuestra danza.
No era invierno, de repente nos hacíamos viejos y el calor y la luz nos acompañaba.
Soñé que no me había roto, que todavía respiraba. soñé que soñaba...