Siempre me he preguntado qué significa exactamente eso de “ser joven”, porque si hubiera un baremo común para todos los mortales, pues vale… pero resulta que muy al contrario, todo depende, del color con el que se mire… como dicen Jarabe de Palo. Pero es que en esta tesitura social en la que estamos ya no hay colores que valgan.
Resulta que hace años que soy mayor, PERO QUE MUY MAYOR, y si no preguntadle a mi banco que no me dio una hipoteca a más de 30 y eso con mucho esfuerzo y como haciéndome un favor.
Eso fue en su momento claro, vete tú a conseguir una ahora mismo tengas la edad que tengas.
Y qué decir de los procesos de selección para cubrir un puesto de trabajo; si tienes más de 30 años, por poner una cifra, lo tienes más bien crudo. Aunque seas la persona más competente del mundo y tengas una dilatada experiencia, conseguir el puesto es prácticamente imposible.
La tarjeta joven de no se qué…, para obtenerla no debes sobrepasar los 25, los seguros médicos ya ni te cuento…y no sigo porque me encorajino,(¡cómo me gusta ese verbo ya en desuso!).
Pues me vais a perdonar, pero me siento tremendamente joven, y no sólo por dentro, creo que por fuera también se se nota la manera en que uno piensa y actúa.
Hoy en día las personas de 40, 50 ó 60 años, no son lo que eran o más bien como eran. No hace falta recurrir a la cirugía, pero eso sí, mantenerse joven requiere un gran esfuerzo, no nos engañemos. Hay que cuidarse mucho y vivir de forma saludable. Cuidar esmeradamente nuestra alimentación y hacer un poco de ejercicio. Aunque lo verdaderamente importante es tanto la actitud como el espíritu que uno tenga. Así que… Se abren apuestas,¿Cuántos añitos me echáis?
